De la misma forma que no está bien decir cojo, manco o tuerto, tampoco deberíamos decir malo, mentiroso,
ladrón o insolente. Lo que tenemos es una persona que causa daño, una que dice mentiras, una que roba y otra que falta al respeto.
A diferencia de la condición física que es
evidente y puede ser para toda la vida, los valores tienen rectificación, la
persona puede haber dicho una sola mentira, en un momento determinado y debe tener la oportunidad de
rectificarlo. Lo mismo el que roba o insulta una vez, e incluso muchas veces, en eso consiste la comprensión y el no condenar.
Etiquetar a otro a partir
del valor que no exhibe es cortarle la posibilidad de
cambio, especialmente en los niños y adolescentes, que están aprendiendo
a reconocerse y valorarse a sí mismos.
Cuando se le dice a un
chico que es “malo”, “mentiroso”, “grosero”, además de causarle una herida
emocional que bloquea el diálogo, se le niega la oportunidad de aprender del
error, se le da una herramienta destructora de sí mismo y muy poderosa para
llamar la atención.
Inconscientemente querrá
hacer honor al título que le dimos, al menos se hace célebre por algo y tiene nuestra mirada constante.
Si llegamos a descubrir
que otro nos miente, sentimos que nos agrede o necesitamos fijar límites, hay que bajar un cambio,
respirar profundo y referirnos a la acción, no a la persona. No es lo mismo
decir “eres mentiroso” que “dices mentiras” o "eres desordenado" que "tienes en desorden tus cosas".
¿Cómo puede salir un
chico de la etiqueta de “malo” si se lo dicen en repetidas oportunidades? Aparte, el término "malo" es en sí mismo un descalificativo, anula al ser y no corrige el hacer.
Los adultos tenemos grandes responsabilidades frente a los chicos, la primera de ellas es manejar nuestras emociones para no caer en el insulto y poder elegir las palabras correctas que siembren valores, no rencores.
No hay cojos ni
mentirosos, hay personas a las que le falta una pierna y otras que dicen
mentiras.
"Una palabra es suficiente
para hacer a o deshacer
la fortuna de un hombre".
Sófocles
Poeta griego
495 - 406 a.C.