Se permite la ternura


Uno de los desafíos colectivos e individuales de este tiempo es cortar con los métodos drásticos, invasivos y violentos que formaban parte de muchas dinámicas humanas, especialmente la educación y la crianza.

Nuestros ancestros fueron coaccionados a impartir "rejo" para parecer buenos padres, buenas madres o buenos maestros,
y además de ser inflexibles y rígidos, debían ser distantes, apáticos y hasta antipáticos...

Es así como en nuestra memoria celular generacional la ternura está castrada, prohibida y negada.

Hay que mover la mente, el corazón, los brazos y la boca para permitirnos vivir nuestra hermosa sensibilidad de seres humanos y disfrutar de toda la belleza que nos rodea.

Solo hay que cortar con aquellas pautas de crianza anticuadas y obsoletas que se basaban en el miedo y comenzar a acompañar con humildad y desde, con y para el amor. 

"El amor sin ternura es puro afán de dominio 
y de auto afirmación hasta lo destructivo. 
La ternura sin amor es sensiblería blanda,
 incapaz de crear nada".
Fernando Savater