El valor del amor

Experimentar el amor es la misión más importante para el espíritu humano; nada de lo material puede llevarnos a sentir lo que experimentamos cuando recibimos y damos amor.

El amor no es una posesión, es una vibración; la más alta vibración que nuestro espíritu puede alcanzar. Cuando logramos mantenernos en esa vibración de manera constante, experimentamos felicidad.

La principal materia de la Educación en la casa y en el colegio, debería ser el amor, con el ejemplo y la experimentación. Sentir el abrazo, una mirada profunda, la sensación de abrigo y contención. Amor por la vida como un bello regalo, sean cuales sean las circunstancias. Amor por el prójimo, por el otro que no conocemos pero que comparte nuestro espacio vital. Amor por el trabajo que nos permite crear y servir. Amor por la Naturaleza que nos sostiene y amor por el Universo y la belleza de la Creación.

Si cuidáramos del amor tanto como de los bienes materiales, estaríamos en otro nivel de creación colectiva y alcanzaríamos el verdadero bienestar que tanto busca la humanidad.

Son claros los mensajes recibidos acerca del amor; "El amor es la residencia de todas las virtudes, y es necesario practicarlo con todas nuestras fuerzas" dijo Confucio, "Amaos los unos a los otros", dijo Jesucristo, "All you need is love" dijeron los Beatles. 

Ignoramos el mensaje y seguimos peleando por el mensajero, pero cada cual es dueño de su destino y puede elegir si vive dentro o fuera de la vibración del amor.

Vivir en la vibración del amor implica desconectarnos de las malas noticias, de los malos augurios, de las actitudes violentas.

Es tan importante el amor para los seres humanos que cuando nos falta, enfermamos, la vida se nos complica; y es que no sabemos reconocer lo mucho que necesitamos del amor.

Disfrazamos la necesidad de amar y ser amados con el apego a los bienes materiales, con la fachada del personaje que nos inventamos para exhibir seguridad, enviando el mensaje que no necesitamos a nadie.

El amor es la máxima aspiración del ser humano; si reconocemos con humildad cuanto amor necesitamos, más fácilmente podremos seguir la ruta para encontrarlo.

El amor es el fundamento de todos los valores, es el valor de los valores.

Valores del espíritu

Los valores son vibraciones positivas que puede alcanzar el espíritu humano cuando los pensamientos, sentimientos, intenciones y actos, están alineados.

Somos espíritus eternos viviendo temporalmente en  la Tierra para reciclar nuestra energía, por medio de la armonización de nuestras emociones.

Experimentamos por un tiempo la vida terrena para purificar nuestra alma; por eso necesitamos comprender en qué consiste la bondad, el respeto, la honestidad, la compasión, la generosidad, la equidad. 

Todo cuanto nos sucede son pruebas para templar el espíritu y elegir de manera consciente el amor; el amor en todas sus formas, el amor por todos los seres y el amor supremo de la Creación, el amor a Dios. 

Si llegamos a olvidarlo o no lo sabemos, tenemos varias oportunidades para aprender en qué consiste el amor y poder así restaurar los valores originales del espíritu. 

Para lograrlo tenemos que estar DESPIERTOS, reconocernos como espíritus y dignificar nuestra procedencia divina  entregándonos al amor, el servicio y la creación.

"Es tal la naturaleza del espíritu o eso que actúa, 
que no puede ser percibido por si mismo, 
sino solamente por lo efectos que produce".
George Berkeley
Filósofo irlandés
1685 - 1753












Cuidar los valores de los niños

En la infancia, los valores fundamentales del ser humano están intactos; es la crianza basada en viejos modelos de represión y violencia, la que los apaga. Los niños dicen espontáneamente la verdad, pero los adultos la desprecian y hasta la castigan. 

¿Cuántos adultos recuerdan con dolor que de niños decían la verdad y de todas formas recibían una reprimenda? ¿Y cuántos creían estar haciendo los deberes pero nunca los hacían como los adultos esperaban y también por eso había castigo?

Al ser humano sano emocionalmente no le gusta la violencia, por eso al descubrir que decir la verdad lo va a conducir a un castigo, empieza a desarrollar el hábito de mentir.

Y con el valor del respeto sucede algo parecido, se tiene la errónea creencia que los bebés no entienden y delante de ellos y aún hacia ellos hay insultos, gritos y malos tratos.

Muchísimas veces los niños son castigados por cosas que los adultos califican de graves cuando en realidad son acciones de ensayo y error para precisamente aprender; el castigo es una práctica dañina para los niños que lo único que deja es resentimiento. El deber del adulto consiste en ACOMPAÑAR CON AMOR para que el niño tenga muchas oportunidades de aprender.

¿Cómo puede entonces una criatura que lleva años presenciando violencia construir para sí mismo el concepto de respeto?

De nada sirve leerles fábulas a los niños ni darles largos sermones de valores si no se les trata con delicadeza, si no se acepta con humildad que ellos son seres más evolucionados y que la obligación de los adultos es proteger esa semilla para que llegue a germinar y dar frutos.

Un gran esfuerzo se requiere de parte de padres y docentes para entender que los niños tienen incorporados los valores fundamentales como bondad, respeto y honestidad y que lo único que se necesita es amor para que puedan reconocerlos y cultivarlos de manera consciente.

Mientras los adultos no se permitan reconocer sus propios valores difícilmente podrán permitir que los valores de sus hijos, nietos o alumnos se expresen. 

Estas son algunas pautas que pueden servir a padres y maestros para cuidar los valores de los niños:
  • Nunca grite a los bebés ni a los niños; si no puede lograrlo es porque emocionalmente usted no está en condiciones de guiar y necesita estar en equilibrio, busque ayuda terapéutica para dejar de gritar. El grito impide que un niño llegue a incorporar en su vida el concepto de Respeto.
  • Oiga lo que oiga, no reaccione inmediatamente en contra del niño o la niña, especialmente si le está contando algo que le pasó o que hizo y lo que quiere saber es si es grave o no. 
  • Felicite al niño o la niña cuando diga verdad y realice sus deberes; si hay recompensa afectiva será un comportamiento a repetir por parte del niño y se convertirá en hábito.
  • No apague la iniciativa de los niños que quieren ayudar con tareas domésticas, especialmente durante la primera infancia muchos quieren llevar los platos y ayudar en la limpieza o en otras rutinas, pero se les dice que no saben hacerlo o que van a dañar las cosas. Permita que lo haga, acompáñelo para que no tenga riesgos y felicítelo cuando haya terminado.

Además de desarrollar algunas pautas de crianza, para cultivar los valores de los niños es fundamental que los adultos estén emocionalmente sanos.

"La violencia es el miedo 
a los ideales de los demás"
Mahatma Gandhi
1869 - 1948
Político y pensador indio