Valores vs Mandamientos

Inmersos como estamos en una cultura marcada por las tradiciones religiosas, resulta casi imposible desligar lo que concebimos como valores de aquellos conceptos que conocemos como Mandamientos; y en el fondo, guardan una estrecha relación, la diferencia es que los mandamientos tienen esa connotación de ordenanza divina emitida por Dios, mientras que los valores, para que sean valores, deben ser el resultado de un proceso consciente de auto regulación, independientemente de si una persona cree o no cree en Dios. 

¿Por qué se involucra a Dios en algo que debería estar absolutamente en el plano humano? ¿Para qué metemos a Dios en los asuntos que podríamos regular entre nosotros?  No robar y No matar son normas apenas lógicas para la sana convivencia de cualquier sociedad, no hace falta agregarle el fanatismo que despierta la religión y que termina siendo el obstáculo para la paz como lo demuestra la historia de la humanidad llena de batallas y guerras aquí y allá, la mayoría de las veces, en nombre de algún dios. 

Los altos índices de corrupción pública y privada que hoy existe en países desarrollados y subdesarrollados demuestran que las religiones no han servido para enseñar valores, la mayor evidencia es que tenemos corruptos de todos los credos. No se entendió el manual, no sirvieron los profesores y falló el método, en casi todas las corrientes religiosas.

¿Entonces cuál es el papel de los Mandamientos? Son letra muerta como las cartas constitucionales, los códigos de policía o las declaraciones universales, que suenan precioso pero no se cumplen, porque tampoco se difunden eficientemente, la  gran mayoría de las personas las desconocen; saben de su existencia cuando las infringen, en parte porque no están incluidas en los programas de la educación formal y sistemática ni hacen parte de la información básica que debería suministrarse al ciudadano por diversos medios. 

La propuesta es que cambiemos de manual, de profesor y de método; la Biblia y otros textos sagrados fueron dejados para entender a Dios y el mundo espiritual, no para regular la vida mundana. Quizás por eso Jesús, sólo propuso un mandamiento: "Amaos los unos a los otros". Si cumpliéramos eso sería suficiente, porque al amarnos no nos robaríamos, no nos insultaríamos y mucho menos nos mataríamos entre nosotros".

Sin embargo, las iglesias de todas las corrientes insisten en largos manuales de comportamiento, siguen poniendo el énfasis en la forma y no en el fondo; en el vestido, el día, la hora, la postura, la jerarquía y otros protocolos que ayudan a crear esa atmósfera de falso misticismo que tienen que tener las religiones para seguir captando ingenuos.

El temor a Dios no funcionó y no va a funcionar para enseñar valores porque la idea que tiene el humano promedio acerca de un ser superior no está basada en el miedo, sino en el amor, incluso en culturas con alto grado de fanatismo y esclavitud religiosa, lo que hace sentido es que Dios nos proteja no que nos mate.

Quienes defienden los modelos pedagógicos y sociales basados en la represión y el temor, son individuos que por lo general se sienten superiores a sus semejantes y los conciben como bestias que hay que domesticar; en otras palabras, no tienen amor por el prójimo, que debería ser el gran objetivo de la educación, después que cada cual estudie para lo que tiene talentos.

El ser humano tiene la capacidad de vivir en comunidad de manera pacífica siempre y cuando en su entorno prime el amor y no el temor, el respeto y no el abuso; por eso la palabra Mandamiento no pega en la conciencia, porque lo que nos parece sensato es que nadie nos obligue a nada, la misma sociedad se encarga de poner límites al que se excede y si no lo hace la sociedad, lo hace la Naturaleza, Dios o el Cosmos, por eso la gran mayoría de los delincuentes no viven una buena vida sino que viven perseguidos y atrincherados en un lugar del que no pueden escapar sino con drogas: su propia conciencia.




Los valores como capacidades

Se espera que una persona sea honesta y eso es imposible; las personas podemos aprender a actuar con honestidad, a saber cuál es el significado de la palabra honestidad y a tener los comportamientos que indican que hemos incorporado dicho valor en nuestra vida. 

Esto sucede con todos los valores, no podemos ser los valores sino actuar con ellos. Resulta complejo que un niño entienda lo que DEBE SER; puede ser más atractivo que aprenda a HACER.

En eso se basa nuestra propuesta, en que veamos los valores como capacidades, porque en últimas seremos reconocidos o juzgados por nuestra capacidad de decir la verdad, de no tomar lo ajeno, de reconocer al otro, de ayudar al otro y un sin fin de acciones  que cuesta tiempo y esfuerzo interiorizar con la mente y el corazón y convertir en hábitos.

Todos tenemos esas capacidades pero no las hemos desarrollado a conciencia ni con el acompañamiento adecuado; son los golpes de la vida, los reveses del destino los que luego nos hacen ver que nos faltó hacer algo o que hicimos algo que no estuvo bien.

¿Tendremos la capacidad de ver los valores como capacidades a desarrollar?

"El ideal no es que un niño acumule conocimientos, 
sino que desarrolle capacidad"
John Dewey
Filósofo, Psicólogo y Profesor
Estados Unidos
1859 - 1952