La obediencia no es un valor humano


El ser humano está dotado de inteligencia, conciencia y conocimiento; aun en la edad más temprana, su capacidad de comprensión es evidente y no hace falta el uso de la fuerza para obligarle a hacer algo que puede hacer voluntariamente.

Los animales son los que pueden ser amaestrados, adiestrados, y llevados a realizar acciones aunque no comprendan para qué ni por qué, simplemente obedecen para no recibir castigo o para recibir premio.

Pretender que el ser humano obedezca es subestimarlo y a la vez habla de una postura tiránica de quien ejerce el poder y el control de las situaciones. 

La obediencia de ninguna manera puede ser considerada un valor humano, más bien la desobediencia es una herramienta para garantizar su propia dignidad.

La democracia como sistema político combate la obediencia ciega y se fundamenta en los principios de libertad y orden, para llegar a acuerdos en bien de la mayoría.

La desobediencia es la única arma que tienen los ciudadanos libres cuando los gobernantes abusan de su poder y crean decretos y leyes absurdas.


"Obedeced más a los que enseñan
 que a los que mandan"
San Agustín