Si empiezas a sentirte muy sensible y de repente quieres abrazar, regalar y compartir sin medida, entonces te está invadiendo el espíritu de la Navidad.
Cualquiera que sea la práctica religiosa y las creencias, muy pocas personas pueden permanecer indiferentes a los valores que se manifiestan en diciembre.
El corazón se ablanda, se multiplican los sentimientos bonitos y la familia reaparece como uno de los valores fundamentales seguida por la amistad, la generosidad, la reconciliación y la fraternidad, entre otros.
En esta época de extrema sensibilidad se puede estar preso de la alegría o el dolor, depende de la manera en que se lleve la vida.
Una extraña onda de bondad se apodera de los seres humanos, en el fondo, la Navidad es un renacer espiritual, aunque se disfrace con lo material.
La Navidad no está en los regalos, está en la fragilidad del corazón y en la capacidad de expresar todo lo hermoso que se puede llegar a sentir por la vida y por los demás.
La Navidad no es sólo cristiana, es universal, como el amor.
"La Navidad agita una varita mágica sobre el mundo,
y por eso, todo es más suave y más hermoso".
Norman Vincent Peale
1904 - 1991
Predicador cristiano y escritor