Es muy común ver en la calle a la madres llevar a sus hijos mientras exploran su celular. Y muchas veces no se dan ni cuenta de que hasta los perros pasan y lamen a sus hijos o los niños van tocando todo lo que encuentran a su paso.
El tiempo con los hijos debe ser sagrado, exclusivo, dedicado. Los niños no son bultos que van y vienen, son personas que están descubriendo el mundo y necesitan sentirse acompañados.
No obstante, las madres contemporáneas parecen no darse cuenta de que se están perdiendo los mejores momentos de sus hijos por estar pendientes del celular, que ya se ha convertido en una extensión de la mano, una especie de "alargue" sin el cual parece imposible vivir.
Desdes esta humilde tribuna invito a las madres, padres y adultos que cuidan niños, -porque no es un asunto exclusivo de las mujeres- a que mientras estén con los chicos hagan a un lado el celular, no lo miren, no lo escuchen, a menos que por supuesto estén atendiendo alguna emergencia familiar o pendientes de una noticia importante. Aun así, media hora, una hora sin celular tampoco es tan grave y en cambio para un niño o una niña si puede representar una muestra notable de afecto, interés y atención.