La solidaridad es la capacidad de movilizarnos para ayudar a quien nos necesita; se diferencia de la caridad, que expresa nuestra capacidad de desprendernos de algo para entregarlo a otro.
No basta con preocuparnos y pensar en el otro, la verdadera solidaridad exige que actuemos, que aportemos nuestro tiempo y esfuerzo, aunque no brindemos nada material.
El simple hecho de reconocer la situación de dificultad de otro y abrazarlo en su abatimiento, ya es un gesto de solidaridad.
No hay que esperar a que lleguen desgracias para salir a ayudar a los demás, basta con recordar quién nos ha pedido algún tipo de ayuda y revisar sinceramente si nos hemos movilizado, si de verdad hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance cuando alguien nos buscó.
El miedo y la falta de paz interior nos impide actuar para ayudar a otros; el miedo a involucrarnos en problemas ajenos, miedo a hacernos cargo de asuntos que creemos que no nos competen. Y si la conciencia está revuelta y confundida y tenemos algún rencor guardado con quien nos necesita, entonces no vamos a poder ayudar.
No se trata de ir por el mundo supliendo necesidades ajenas que hay por millones, sino de estar atentos a quien nos pide algo, al prójimo, al que tenemos cerca que no siempre necesita dinero, puede ser un trámite, un objeto prestado, un contacto, alguna recomendación y por más que nos dé pereza o tal vez disgusto porque nos pidan favores, en eso consiste la solidaridad, en actuar, en pasar de los buenos deseos a las buenas obras sin juzgar al otro.
"La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba;
la solidaridad es horizontal
e implica respeto mutuo."
Eduardo Galeano
Periodista y escritor uruguayo
1940 - 2015