jueves, 30 de octubre de 2014

Tiempo de transparencia

¿Estamos realmente preparados para llevar una vida transparente? Pienso que no, que debemos trabajar incansablemente en entender lo que significa, para lograrlo.

Culturalmente estamos acostumbrados a "tapar" lo malo y a mostrar sólo lo bueno. No obstante, aquello que escondemos en algún punto nos parece malo o tiene algo que nos avergüenza, es un buen síntoma de que nuestro indicador interno de Ética funciona.

El ser humano tiene el ideal de perfección grabado en su memoria genética, por eso le cuesta tanto reconocer errores, siempre quiere aparecer ante los demás como intachable, por eso también se vale de enfermedades o dificultades para obtener algún tipo de justificación por los errores que comete. 

Enfermar o atravesar obstáculos es una forma de pedir compasión o atención y justo en esa dinámica nos enredamos; puede ser que nadie nos atienda, que nadie se compadezca y entonces el trabajo es doble porque debemos rectificar el error que sea y además reparar los daños físicos bien sea en nuestro cuerpo o en nuestra vida.

Estamos en la Era de la Transparencia; los jóvenes y los niños de este tiempo saben leer el alma y reconocen cuando un adulto engaña.

Algunos adultos también pueden reconocer la falsedad, especialmente quienes estén en un camino espiritual de purificación. Su corazón puede llegar a estar tan puro que no resiste el engaño a su alrededor y entonces la enfermedad o las dificultades son la manifestación del rechazo hacia lo negativo.  Igual que un cristal que refleja y sólo permite el paso de la luz.

No hay mucho que pensar, o actuamos con transparencia o nuestra vida se oscurece.



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