El valor de la felicidad

Ser feliz es un ideal y también un propósito; en el fondo todos queremos ser felices y de alguna manera todo lo que hacemos consciente o inconscientemente está orientado a buscar ese estado de plenitud, de armonía, de alegría.

Cada cual define su felicidad de acuerdo con su historia de vida y el momento particular en que se encuentra; la felicidad como propósito puede y debe actualizarse las veces que sea necesario.

Muchos factores influyen en la felicidad de una persona y son cambiantes; lo que ayer nos hacía felices, hoy ya no, porque la felicidad siempre es ese techo que le ponemos a nuestras metas y deseos, sean o no materiales. 

Es válido enfocar la felicidad en las cosas materiales, claro que si, somos seres tangibles que precisamos de cosas tangibles para vivir, entonces no es ningún pecado querer un auto, una casa, un yate, el problema es que eso sea lo único importante y se descuide el equilibrio entre lo material y lo espiritual, o lo que es más común, todo el interés se concentre en lo material y la vida gire alrededor de los objetos y no de las personas y los sentimientos.

La felicidad como estado de satisfacción, se basa en la capacidad de generar y sostener momentos de armonía, de alegría,  por eso es tan importante actualizar los sueños, re definir las metas, no quedarnos viviendo de la glorias del pasado, sino seguir forjando nuevas pequeñas conquistas materiales o inmateriales.

Para la mayoría de los seres humanos la felicidad es lo más valioso, por eso estamos dispuestos a hacer lo que sea por alcanzarla y nos entristecemos cuando perdemos la esperanza de obtenerla.

No obstante, la felicidad no es un destino, es un camino, una forma de andar disfrutando del viaje.

"Mi felicidad consiste 
en que sé apreciar lo que tengo 
y no deseo con exceso 
lo que no tengo"
León Tolstoi
1828 - 1910
Escritor ruso