La Navidad es la mejor época del año para sembrar y fotalecer valores.
Y así, con el corazón blandito podemos enseñarle a los niños acerca de la generosidad, la unión y un valor muy importante que les va a servir especialmente en momentos de dificultad: FE.
La FE es creer en algo aunque no lo veas. Y la Navidad nos lleva a creer en muchas cosas que no vemos y a querer multiplicar la bondad, la alegría, el entusiasmo.
Es tan fuerte en términos emocionales la Navidad, que puede exaltar los ánimos y en vez de propiciar reconciliación traer más discordia si no sabemos mantener el diálogo y la serenidad.
Igual que cuando se cuida un jardín, hay que permitir que aflore lo bueno y desterrar la maleza del corazón, dejar atrás viejas rencillas, rencores, resentimientos y venganzas familiares.
La Navidad viene a renovar el corazón y puede ser una maravillosa excusa para hacer un compromiso personal de mantener intactos los valores que nos hacen mejores personas.
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